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La reflexión fina de Dante Gebel sobre el éxito

Dante Gebel reflexionó en su programa sobre el significado del éxito

No se trata de algo que se puede obtener de a noche a la mañana o siguiendo instrucciones de internet

La recta final del programa de Dante siempre está marcado por un momento que sus televidentes esperan con ansías y que tiene que ver con ese oasis previo a ir a dormir tras una jornada larga. En esta oportunidad el conductor aprovechó la atención de sus oyentes para permirtirse pensar sobre el verdadero significado del éxito. "Hoy, la presión por ser exitoso y huirle al fracaso es enorme, y nos olvidamos que el éxito y el fracaso son las dos caras de la misma moneda", explica Gebel 

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"Aristóteles decía que el éxito era alcanzar la felicidad. Por eso digo, insisto con esta, aunque sea monotemático, pero con esta frase que el éxito lleva tiempo y si la vida no te permitió hacer lo que te gusta y tenés que hacer lo que puedas, el éxito es cómo tomarlo, qué actitud vamos a elegir. Entonces podemos quejarnos o podemos ver las cosas de otra manera", analiza Dante sobre uno de los temas que genera mucha polémica en la actualidad. 

La reflexión completa de Dante Gebel sobre el éxito

Si ponemos en cualquier buscador de Internet la palabra éxito, nos va a salir 23 maneras de conseguir el éxito, 17 formas de llegar a la cima, Sea exitoso en 9 pasos, Cuente hasta tres y conocerá el éxito. Yo nunca supe por qué en algunos casos necesitas hacer 23 pasos si ya con cinco lo conseguiste. 

Bueno, pero no es realmente así. Yo pienso que el éxito no es algo que se consigue de la noche a la mañana o siguiendo un tutorial o los consejos en la red. Es consecuencia de años de trabajo, de esfuerzo. Recién decía Fátima: "Fueron difíciles los primeros años". Para todos. Cuando uno arranca todo es difícil y hay que trabajar muchísimo. Pero hoy, con la presión de ser exitoso y eso de huirle al fracaso, que es enorme, nos olvidamos que el éxito y el fracaso son las dos caras de la misma moneda. No existe una sin la otra y de las dos caras se aprende. O como dicen, se aprende más de las derrotas que de los éxitos. 

Emerson, poeta y pensador estadounidense, dijo: "El éxito consiste en obtener lo que se desea, la felicidad en disfrutar lo que se obtiene". Esa creencia de que "si sos primero sos el mejor y ser segundo es un fracaso", no creo que sea así. Albert Camus, el gran escritor francés, aseguraba que "el éxito es fácil de obtener, lo difícil es merecerlo". Y la clave está en hacer lo que nos gusta, independientemente de los resultados, y trabajar, insisto, esforzarnos, ser constantes, conseguir metas. Eso es el éxito. Es un estado mental, porque si yo pienso que estoy vencido, lo estoy. Si pienso que no me atrevo, bueno, no me voy a atrever. Si pienso que me gustaría ganar, pero creo que no puedo, tampoco lo voy a lograr. Si pienso que voy a perder. Bueno, ya perdí. Porque el éxito comienza con la voluntad del ser humano. Y muchas carreras se perdieron antes de haberse corrido, muchísimas. Y muchos cobardes han fracasado antes de haber empezado su trabajo. 

Entonces, si pensamos en grande, ahí es cuando nuestros actos crecen. Si uno piensa chiquitito, niño, pequeño, nos quedamos atrás. La batalla en la vida no siempre la gana el más fuerte o el más rápido, porque tarde o temprano gana aquel que puede, aquel que está convencido que puede. Hay un dicho que dice que "la vaca sagrada de algunos es la hamburguesa de otros". Algo así decía el escritor colombiano el gran Gabo, Gabriel García Márquez. Bueno, no lo decía con esa, ese, ese modo de plantear las cosas, pero decía que el éxito no se lo deseo a nadie, le sucede a uno lo mismo que le pasa a los alpinistas que se matan por llegar a la cumbre y cuando llegan, ¿qué hacen? Bajan o tratan de bajar discretamente con la mayor dignidad posible. 

Entonces, creo que la noción del éxito es subjetiva, es relativa, se la asocia con la victoria y la obtención de grandes méritos. Por ejemplo, el éxito en una carrera de autos se suele calificar al que llegó primero. Ese es el éxito, exitoso porque ganó. Pero si un piloto largó último y llegó segundo, también se puede considerar su participación como un éxito. Lo mismo con aquel que, con un presupuesto mucho menor que el que tienen los competidores, termina en los primeros puestos, aunque no haya triunfado. Pero lo hizo con mucha tracción a sangre, con mucho trabajo. 

Pero, ¿qué hace la sociedad? Establece una relación entre éxito igual a riqueza material, más fama. Y esa, me parece a mí, que esa visión distorsionada y pobre de la realidad es la que termina afectando a muchísima gente y genera un modelo simplificado de la vida que separa a exitosos de fracasados. Y existen personas brillantes que tienen dinero mientras otras simplemente son felices. La diferencia está en distinguir lo prioritario de lo importante. 

Digo, importa el dinero, y sí, todos deberían poder tener lo necesario para vivir dignamente. Pero ojo, el éxito no se mide en cantidad de dinero acumulado. Entonces pensamos que tener éxito es mayor rating necesariamente, más plata, más dinero, más confort. Y olvidamos lo esencial de la vida. Lo esencial de la vida es ser feliz. Entonces, el éxito no es un número. No es una cuenta bancaria, porque al menos no garantiza la felicidad. Mejora la calidad de vida. Sí. Pero no sé si es necesariamente exitoso. Exitoso es medirse con uno mismo, no es competir con otros, es disfrutar lo que vamos construyendo de a poquito. 

Dice una historia que un mendigo estaba en la calle tocando un viejo violín a la gorra y esperaba que le dieran una moneda. El pobre hombre trataba de sacar una melodía, pero era imposible de entender lo que estaba tocando. Entonces el instrumento desafinaba y él tampoco le ponía mucha garra. Y un famoso concertista, junto con su esposa, salía de un teatro cercano y pasó frente al mendigo. Y escucharon esos sonidos espantosos. Entonces la esposa le pide al concertista que tocara algo. El hombre miró las pocas monedas que había en la gorra del mendigo y le pidió el violín. Y el mendigo se lo prestó de mala gana. Primero, el concertista afinó las cuerdas, estaban desafinadas y entonces, con gran maestría, arrancó una excelente melodía del viejo instrumento y la gente comenzó a arremolinarse para ver este improvisado espectáculo. Y la gorra se llenó de monedas de muchos billetes. Mientras el maestro sacaba una melodía tras otra y el mendigo estaba todavía más feliz al ver lo que ocurría y repetía orgulloso a todos: "Pero miren que es mi violín y ese es mi violín". Entonces en la vida todos tenemos un violín, que son nuestros conocimientos, las actitudes ante la vida es lo que hace que este violín suene mejor o peor, y tenemos libertad de tocar ese violín como nos plazca. Y ahí, ahí radica el éxito. Hay miles de ejemplos de gente que, aún con dificultades iniciales, llegaron a ser buenos concertistas con sus vidas y también muchos otros que tuvieron grandes oportunidades y decidieron con su violín ser mendigos. 

Aristóteles decía que el éxito era alcanzar la felicidad. Por eso digo, insisto con esta, aunque sea monotemático, pero con esta frase que el éxito lleva tiempo y si la vida no te permitió hacer lo que te gusta y tenés que hacer lo que puedas, el éxito es cómo tomarlo, qué actitud vamos a elegir. Entonces podemos quejarnos o podemos ver las cosas de otra manera. Por eso, para tener éxito en la vida, acordate de ser feliz. Acordate de decir: "Bueno, esto es lo que tengo, lo que me toca disfrutar por ahora, que pienso que es lo esencial". 

A mí me conmovió recién cuando a Fátima se le llenaron los ojos de lágrimas recordando su época de bulimia, el bullying que quién sabe lo que ha tenido que pasar. Pero fue así, desde lo histriónico, desde lo exultante a inmediatamente a llorar. Y se compuso porque estábamos al aire, porque a mí me emociona eso, porque veo que toda persona que vive un éxito, como lo está viviendo ella ahora en Estados Unidos, llenando los teatros de toda la Argentina. Ella tiene las raíces de haber sufrido, de haber pagado muchos precios. Habló también de cómo le hacían la vida imposible en determinado momento y sin embargo salió adelante. Dijo: "Bueno, yo voy a hacer algo con este violín, puedo sacar un buen concierto". Y creo que esta es una historia de vida que refleja cientos de historias de vida que a lo mejor dice "me fue mal o me está yendo mal, la vida no me sonríe", pero siempre podemos buscarle la vuelta y encontrar la bendición ahí, a la vuelta de la vida. Saber que podemos todavía tocar una buena melodía, que todavía podemos sacarle música, señores, a ese violín desvencijado y a veces un tanto desafinado.

¡Qué tengas una divina noche!

 

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